De las relaciones humanas

Si uno pudiera buscar en el diccionario el por qué de algunas reacciones humanas, sería mucho más sencillo entendernos, más aburrido también, lo reconozco... pero infinitamente más sencillo entender qué es lo que pretende el otro... y por qué no, quién es el otro.

No digo el "otro" con una connotación de género, el otro es el otro neutro. Hombre o mujer, el otro (más si es del sexo opuesto) suele ser un misterio. Misterio que aumenta el encanto, sin lugar a dudas, pero como misterio que es suele ser atractivo, irracional, intrigante.

En mi condición de femina, entiendo que presento un misterio indescifrable para los hombres. Pero no es un misterio que me sea exclusivo, pero claro, ahora hablaré de mi caso. No voy a ponerme a listar mis novios, amantes, salientes, candidatos, galanes, póngale Usted el nombre que quiera. Hoy a hablar de uno en particular, uno que me enseñó que somos diferentes, y solita aprendí que en base a nuestras diferencias es que podemos construir nuestra relación.

Hace algunos años que ya conozco a Mariano, y aunque pase el tiempo, me quedó marcado el momento en que mis ojos se fijaron en él. Impecablemente vestido, hablando con esa galantería que sólo él tiene, arrogante, elegante, único. Me atrevo a decir que en ese momento sentí lo que los franceses llaman un "coup de foudre".

Con los años confirmé que mis sospechas eran ciertas, estaba enamorada. Enamorada de alguien que no me correspondía, más allá de que la atracción física era inevitable. Tal vez es infantil, ridículo, tonto, como sea, pero Mariano se convirtió mi hombre sin que fuera mío. Así lo elegí, y por más hombres que hayan pasado en el trayecto entre ese día y hoy, Mariano fue es y será Mariano. Como dicen mis amigas "Mariano es Mariano y punto".

Pero a qué viene Mariano y el problema de las relaciones humanas. Nuestra relación ha sido signada por los malos entendidos, por el desencuentro, por las interpretaciones erróneas, por el decir y el no hacer, por el sentir y el no actuar.

Y así pasaron años, con diferentes matices en la relación, desde el cachondeo hasta el aislamiento, pasando por relaciones académicas y terminando por una profunda amistad. Amistad signada por los malos entendidos, pero también por el profundo conocimiento de que yo estoy ahí cuando él me necesita y él va a estar conmigo cuando sea necesario.

Pero las relaciones humanas son complejas, y llegó un día que Mariano debía estar. Y estuvo, y fue capaz de sostenerme con tanta fuerza que logró que no cayera. Pero nuestra relación estaba signada por el desencuentro. Y así fue como Mariano en su afán de hacerme sonrerir, logró el efecto contrario.

No lo culpo, nadie es responsable de los actos de los demás, pero si conocemos a los demás y vivimos en sociedad, podemos actuar (o limitar nuestro actuar) en función de ellos.

De existir un diccionario que nos permita entender las acciones humanas y sus reacciones, tal vez hoy no estaría agobiada por el desengaño.

2 comentarios:

Tu amiga del alma dijo...

Los hombres no vienen con manual de instrucciones... lamentablemente!

Me alegro que hayas retomado este espacio.

Besos

Lady dijo...

No vienen con manual... es más, creo que si en algunso casos viniera el manual adjunto directamente nos buscaríamos otro!

Gracias por comentar

Beso!

Lady

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