Aprobación

“No puede el hombre sentirse a gusto sin su propia aprobación.” – Mark Twain

Como miembros de la sociedad estamos constantemente bajo la lupa de los demás, esa lupa que a veces aprueba y otras reprueba. Todos buscamos constantemente la aprobación de los demás. Sin ir más lejos en nuestro trabajo cuando esperamos que colegas, jefes, clientes o amigos nos den una sonrisa de satisfacción por nuestras tareas. Los amigos que aplauden nuestros aciertos, o la pareja que apoya y festeja como propios nuestros éxitos.

Esa aprobación, buscada conscientemente o no, parece ser el premio al camino recorrido o a la suerte que nos acompañó en el momento justo. Sin embargo, la aprobación no se puede convertir en el fin único y obligarnos a actuar en función de ella.

La aprobación es el premio, nunca el motivo.