Hay sonidos, palabras, perfumes que generan sensaciones que nos llevan a navegar sin rumbo en un mar de recuerdos. Recuerdos simples, complejos, buenos, malos, reales y fantasiosos.
Recuerdos que muchas veces nos producen sensaciones ambivalentes: esas que en un segundo nos dibujan una sonrisa, pero a la vez nos espetan una profunda ausencia que no la llena ninguna presencia que no sea la del ausente. Y es en ese momento que empezamos a extrañar a alguien, y renegamos contra los recuerdos deseando esconderlos para siempre en la caja de Pandora, para que no vuelvan más, para que no se revelen.
Vagar entre recuerdos y sentimientos que quedaron escondidos, nos hace preguntarnos qué es lo que extrañamos exactamente. ¿Una persona o un cúmulo de momentos? ¿Una costumbre tal vez? Probablemente, todo junto.
Recuerdos que muchas veces nos producen sensaciones ambivalentes: esas que en un segundo nos dibujan una sonrisa, pero a la vez nos espetan una profunda ausencia que no la llena ninguna presencia que no sea la del ausente. Y es en ese momento que empezamos a extrañar a alguien, y renegamos contra los recuerdos deseando esconderlos para siempre en la caja de Pandora, para que no vuelvan más, para que no se revelen.
Vagar entre recuerdos y sentimientos que quedaron escondidos, nos hace preguntarnos qué es lo que extrañamos exactamente. ¿Una persona o un cúmulo de momentos? ¿Una costumbre tal vez? Probablemente, todo junto.